A mis 49 años no pensé que me pudiera gustar tanto la red social TikTok.
Fue ideada en China para crear y compartir vídeos cortos, de 3 a 15 segundos… o unos más largos, de 30 a 60 segundos.
La uso como terapia anti-estrés y me funciona. Eso sí, limito el tiempo a menos de 20 minutos en un día, y no todos los dias ingreso en ella.
Veo videos de cosas tontas que me hacen reír y por un rato la vida deja de ser una cuadrícula. Hay videos que veo, vuelvo a ver, y repaso nuevamente… Es como una adicción a las carcajadas. La gente ocurrente me recuerda que fuimos jóvenes y también hacíamos pendejadas… solo que no teníamos smartphones.
Muchachitos que no pasan de los 30 años crean verdaderas producciones con diálogos inteligentes y escenas con una delicada producción para mostrarnos cómo es esta generación. Sociólogos y sicólogos tienen aquí mucha tela de dónde cortar.
También hay que decir que TikTok tiene una fuerte dosis de contenido sexual, imágenes insinuantes, preguntas lanzadas, hombres jóvenes con afán de mostrar carne; incluso, da la impresión de que hay más hombres semidesnudos que mujeres idem.
Noto que la red es un espacio abierto a todas las identidades de género, y ser inclusiva es otro punto a su favor… pues el mundo necesita más tiktokers que intolerantes.
En TikTok hay de todo como en plaza de mercado. Personas con afán desmedido por revelar sus gustos en la cama, las que se las dan de cantantes, las que beben sin pudor frente a la cámara, las fitness, las que gozan con el doble sentido, las que se muestran en pareja y ya les conocemos hasta el baño.
Está claro: no es una red apta para mojigatos.
En TikTok están los filósofos de los nuevos tiempos:
-“Bueno, ahorita que están abriendo las iglesias ¿por qué también no abren los moteles? Ya cada cual verá dónde se arrodilla”, dice un joven colombiano.
Tengo amigos que hacen videos y me cuentan que también les resulta terapéutico. Es su aspirina contra el tedio de la cuarentena. Les digo que también pueden leer un libro, pero se ríen de mi.
Abundan los videos de viejitos y esos, por alguna extraña razón, tienen éxito. También he visto a mucha monjita rezandera por ahí. Mi abuelita decía que el mico sabe en qué palo trepa. Traducción: Las religiones saben donde buscar ovejas descarriadas.
Muchos pensarán que redes sociales como TikTok son cosa de vagabundos. Yo sólo sé que me sacan una sonrisa cuando todo lo que necesito es relajarme y ya.
Hay días en que uno no debería cuestionarlo todo ni polemizar por todo. Hasta me han dado ganas de hacer mi primer TikTok. Por ahora, la pena no me deja y a decir verdad no se me ocurre nada genial. Por ahora, repito.
Titular en el diario El Espectador de Colombia: “Justo o injusto: Por video en TikTok, despiden a empleados de la salud en Bogotá”.
Wikipedia, que es la sabionda de la red, narra lo siguiente:
“Ha habido múltiples accidentes relacionados con TikTok que han provocado que los usuarios pierdan la vida o se lesionen gravemente durante la filmación. Los tipos más comunes de TikToks que provocaron estas muertes y lesiones incluyeron acrobacias, desafíos, armas, vehículos y suicidios”.
No mueran ni pierdan sus empleos… simplemente sonrían que la vida es como un TikTok: cortísima.
Notas de la columna
TikTok en Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/TikTok