Por: ALEXANDER VELÁSQUEZ
No fue cierto que el actor Rock Hudson (1925-1985) haya asistido a una gala de los Premios Óscar tomado de la mano de un amante negro (más sí era cierto que le gustaban los hombres) pero aquella escena inventada por Ryan Murphy e Ian Brennan para la miniserie “Hollywood” (Netflix) resulta provocadora para los intolerantes de hoy, como seguramente hubiese escandalizado a los puritanos de ayer.
Esta producción de siete capítulos es ficción pura, a pesar de que algunos de sus personajes tengan nombres de estrellas que existieron en la vida real, caso Vivien Leigh (“Lo que el viento se llevó”), quien recibió el Premio Óscar en 1939 y murió de tuberculosis en 1967, según Wikipedia.
La miniserie usa al Holywood de la década de los 40 con sus atractivas figuras (mujeres con rostros de porcelana y hombres apuestos, atléticos y musculosos) para hablar de los sueños, las frustraciones, las debilidades y también las perversiones de la gente; de la gente de cualquier época, aclaremos.
Un estación de gasolina sirve de fachada para encuentros clandestinos donde hombres veinteañeros sacian los deseos de la carne de señoras entradas en años -y en dólares- y hombres veinteañeros que también sacian la misma hambre pero de otros hombres. Si, se llama prostitución.
-Algunos de mis clientes quieren más que gasolina. Tienen fantasías y deseos. No les alcanza ver una fantasía en la pantalla grande. La quieren para ellos, y yo se las doy.
Las hormonas andan sueltas en este Hollywood del streaming donde muchos parecieran ávidos de sexo en forma de testosterona, sin que éste sea necesariamente el centro de las historias. La gasolinera Golden Tip es más una excusa original para mostrar el poder de las relaciones interpersonales, más allá de las sexuales. Y gracias a esos vínculos se crean círculos de amigos que se apoyan entre sí permitiendo a las personas surgir, porque, al menos en esta serie, de alguna manera todos los personajes cumplen sus sueños (lograr el perdón también puede ser un sueño para alguien), y así esto suene un tanto romántico, es lo que al final todos deseamos. ¿O no?
-Sólo digo que reconozco la mala suerte al verla. Solía estar en tu lugar, le dice el dueño de la gasolinera al galán en ciernes.
A propósito de esto, un paréntesis: De Truman Capote, mi escritor favorito, autor de la novela “A sangre fría”, su biógrafo escribió: “Una persona la presentaba a otra, y ésta a la siguiente, que le conducía a una nueva relación. Y así siguieron las cosas hasta que, como si hubiera ocurrido en un instante, conoció a todos los que quería o necesitaba conocer”.
Cuando concluye el séptimo episodio no aparece el clásico The End, por lo que uno creería que habrá segunda temporada. Cosa que los idealistas agradecemos.