Por: ALEXANDER VELASQUEZ
-“¿Hay parejas que después de diez años de casadas no sean infieles?”.
La pregunta, con cierta dosis de veneno o de cinismo, -según quien haga de espectador-, la plantea el protagonista de “Los infieles”, una interesante comedia italiana, original de Netflix, dirigida por Stefano Mordini. Durante 90 minutos, esta cinta se propone darnos una… o mejor… varias respuestas a esa a conducta que ha sido responsable del acabose de miles de matrimonios y en casos extremos, de horripilantes escenas del crimen, porque así como unos se justifican en el gen de la infidelidad, los hay (y las hay) que se justifican en el gen asesino; nada más repasen los crímenes de amor en el canal Investigation Discovery, uno de mis favoritos.
A propósito de esta pelìcula italiana, leo en internet que en alguna época los italianos presumieron la fama de ser los mejores amantes del mundo, título arrebatado luego por… a veces los españoles, a veces los brasileños, a veces los franceses… y eso que, según las malas lenguas, estos últimos no se bañan muy seguido.
Si uno escribe en Google “¿dónde están los mejores amantes del mundo?”, aparecerán más de 90 millones de resultados. Incluidos los de una encuesta adelantada este 2020 por el portal OnePoll.com con mujeres de diversas nacionalidades, de donde se concluye, según ellas, que los campeones en las artes amatorias están en Canadá, Dinamarca, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Irlanda, Francia, Italia, Brasil y España. ¿Y los colombianos? Bien, gracias, pero no figuramos en este ranking.
Si se habla de “mejores amantes”, entonces no es descabellado hablar de “amantes torpes” que es acerca de lo que, a mi juicio, trata la cinta “Los infieles”.
Uno de los maridos, acosado hábilmente por su esposa, termina confesando su pecado, pero ignora que este acto valiente lo conducirá a un callejón sin salida. Al enterarse que su esposa también se la juega, no le preocupa tanto el quién como el cómo.
-“¿Me contestas? ¿Lo tiene más grande que yo?”
Es lo que digo: Los hombres somos torpes para ser infieles, luego también torpes para confesarlo y más torpes para aceptar las consecuencias. Las mujeres nos aventajan. Son hábiles mintiendo, o al menos es casi improbable que se dejan pillar a la primera. Me pregunto si eso es a lo que llaman sexto sentido.
En cambio, una vez comidos los dulces, a nosotros nos delata cierta picardía infantil, dibujada en el rostro, cual niño que acaba de hacer una pilatuna. Por lo general, somos despreocupados con nuestra presentación personal, pero de pronto, un día estamos ahí, frente al espejo, compitiendo con ellas a ver quién se aplica más cremas. Y ni pendejas que fueran para no darse cuenta que algo raro pasa. Es muy probable que ese algo, en un descuido del dueño, aparezca en la billetera, en el bolsillo del saco o en el teléfono móvil. (Soy de los que piensa que en un matrimonio donde exista el respeto ninguno de los dos debería por qué ponerle contraseñas al celular, lo demás ya es sospecha de aventura y causal de “si te vi, no me acuerdo”)
Pero, ¿debemos confesar una infidelidad? Se lo pregunto a mi amiga, la doctora Olga Susana Otero, terapeuta de pareja. Ella me cuenta que “cada persona tiene una huella en su historia, que ha generado algunos comportamientos que provocan la evidencia de una persona capaz de serle infiel”. Ella lo explica con los celos: “Pongamos el caso de un hombre que toma unos tragos con los amigos y al llegar a casa dice, en chiste, que estaba con la novia. Es una frase agresiva en el fondo para evitar preguntas de parte de su esposa. En el caso contrario, una mujer se envía flores y aduce no saber quién se las envió”.
Y ¿qué pasa cuando la infidelidad es cierta y se confiesa? En este audio, la respuesta de la doctora Olga Susana.
Lorenzo (Riccardo Scamarcio), el protagonista, es un tipo buenavida, que se les da de listo y pone incluso a prueba a sus propios amigos cuando les explica su rara teoría de por qué no serìa grave si él se acostara con sus esposas. Es un mujeriego con amplia experiencia en camas ajenas, aunque durante una noche su torpeza se hace evidente: los coqueteos resultan en desastre.
De Silvia a Lorenzo:
-«Mi papá tenía razón cuando decía: no te cases con ese mantenido. Cuando se case contigo, solo te va a usar».
El tipo se las arregla de una manera, por lo demás original, para demostrarle que está loca y ella termina en lo que parece un psiquiátrico cinco estrellas. Lo que sigue…. Señores, vean la película y nunca descuiden sus cosas. Señoras: que buenas actrices son.
Oro para que Dios fortalezca al Dr. John por las buenas obras que está haciendo en todo el mundo. Perdí a mi pareja hace unos meses, pero gracias al Dr. John por ayudarme a recuperarlo en 48 horas después de seguir todas las instrucciones que me dio. Póngase en contacto con el Dr. John a través de (doctorjohn909@gmail.com) o al número de whatsap: +971528657959 si tiene algún problema de relación.
Congratulations to u btw