Se trató de una completa mentira. La enfermera de la voz trémula le mintió a Ludovico para encubrir otra triste verdad que le podría haber desgarrado aún más el alma: Eduviges no había muerto de Covid-19. Simplemente había vuelto con su ex marido, quien la buscó de nuevo cuando una enfermera le fue con el chisme de que un paciente andaba detrás de la ex esposa. La mujer se retiró de hospital y nunca más se volvió a saber de ella. Ludovico, decepcionado porque las mujeres son cosa seria, se largó a otra parte con sus músicos, sus pasajes de avión y sus anillos; olvidó las flores amarillas, que se marchitaron como los pensamientos de él por ella.