Cuídese de la malparidez

Cuídese de la malparidez

Había una época en que la gente amanecía con la malparidez alborotada. Creo que la pandemia ha revivido ese sentimiento de desasosiego en muchas personas y por eso me pareció oportuno hablar con una experta, quien ofrece pautas para aprender a manejar aquellas situaciones que nos desbordan.

Texto y fotos:  ALEX VELÁSQUEZ

¿Cuándo fue la última vez que se levantó con el genio avinagrado? Hay días que son realmente oscuros. A todos nos ha pasado alguna vez. Temprano un amigo me escribió por WhatsApp.

–Amanecí con malparidez.

Hace muchos años no escuchaba la expresión. La solía oír en boca de mi abuelo para referirse a las personas que andaban “llevadas”, otro término muy coloquial usado por la psicología popular. La pandemia ha exacerbado nuestro mal genio por muchas razones: la incertidumbre, las pérdidas –de los seres amados, del trabajo, de la salud- y el encierro, entre otras.

Google dice que la malparidez es una expresión popular en Colombia y utilizada con frecuencia para referirse al mal humor en el que se encuentran las personas.

Cuando alguien se pone irascible lo mejor es dejarlo hasta que se le pase. Es la fórmula que yo uso. Estar irritables también es un derecho.

Yo entiendo a mi amigo JC. Su mamá tiene Alzheimer. La maquinita de los recuerdos que todos tenemos instalada en el cerebro, a ella le funciona a ratos. Todo comenzó por un problema de sordera, que los médicos llaman presbiacusia. Porque todo está conectado con todo a partir de la cabeza.

Huérfanos de padre, de los dos hermanos JC es el cuidador de doña Rebeca, veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Conversamos por teléfono y lo animé un poco. Le dije –medio en serio, medio en broma- que le tocaba tomarse un descanso o terminaría en un manicomio.

Pero la situación no es para reírse. JC tiene miedo porque el deterioro mental de su madre empeora con el paso de los días, a veces siente que la enfermedad de ella lo supera  y más temor le produce la idea de que un día ella ya no sepa quién es él.

JC me cuenta  que un  amigo suyo  vive un drama igual pero multiplicado por dos: mamá y papá tienen Alzheimer.

Le he contado este rollo a la doctora Margarita Hoyos Núñez, psicoterapeuta y especialista en duelo. Ella me respondió  lo siguiente: “La malparidez es la sensación más sabía, que te permite darte cuenta que estás al borde del burnout, y que si te sigues afectando por tantas cargas, te vas a reventar”.

Le pido que me lo explique con plastilina porque suena interesante.He estudiado el burnout y la fatiga del cuidador. Es un proceso que implica un trabajo para que el cuidador se proteja física y emocionalmente, y evitar que colapse”.

La doctora Margarita tiene su propia historia de vida, confrontada por circunstancias tremendamente difíciles de las cuales tenemos mucho para aprender: ella escribió dos libros sobre otro tema complejo –el suicidio- a raíz de la muerte de su hijo.

 Cuando nos sintamos con la malparidez alborotada –con el perdón de los lectores- deberíamos buscar apoyo profesional con un psicoterapeuta especializado para aprender a manejar esas situaciones que nos desbordan.

 

-Hay días en que no me hallo, solía decir la gente. Y esos días están de regreso en tiempos del Coronavirus, trayendo otros males complejos que afectan la salud mental, a los que se les debe prestar atención: depresión, tristeza, melancolía, etcétera.

“La gente debe saber –afirma  la experta- que pedir ayuda no es de cobardes, ni de ineptos ni de incapaces. Al contrario: la persona que sabe pedir ayuda a tiempo, es sabia e inteligente, tiene la capacidad de reconocer y aceptar con humildad que en ciertos momentos de la vida todos necesitamos de alguien que nos escuche y comprenda sin juzgarnos”.

Por mi parte, les recomiendo que realicen alguna actividad física al aire libre. Tomen el sol, salgan a caminar solos o acompañados, bailen frente al espejo, busquen refugio en un buen libro, visiten a las personas que más quieran, consuman frutas, dense unas vacaciones de las redes sociales, hagan alguna locura que les de felicidad sin dañar a otros y escuchen a otros sin juzgarlos, como ya dijo la doctora Margarita.

Se preguntarán qué pasó con mi amigo JC. Consiguió un trabajo como periodista en el área de comunicaciones de una universidad. Trabaja desde su casa y ahora reparte su tiempo entre escribir y cuidar de doña Rebeca. Anda tan ocupado que ahora conversamos muy poco, pero también está más consciente del autocuidado.

“Cuando todo es gris no te puedes quebrar. Días oscuros vuelven
para hacerte revivir”, me gusta ese pedacito de la canción Días oscuros, que nos recuerda que  “morir de vez en cuando está bien”. Porque de repente el sol sale para todos.

1

Post a comment