“Cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad”: Mario Vargas Llosa.
Por: ALEXANDER VELÁSQUEZ
Aunque Mario Vargas Llosa no es un escritor de mis afectos, hizo un trabajo excepcional al explicar en las 664 páginas de “Historia de un deicidio” (la reciente edición de editorial Alfaguara) el proceso de creación de Macondo, con la pericia del médico forense que sabe lo que hace. En este caso, que sabe lo que dice porque fue hasta las entrañas mismas del autor y su obra.
Se trata de una extraordinaria autopsia literaria a la genialidad del Nobel colombiano y su realismo mágico, con datos relevantes –y fascinantes- sobre el antes y el durante de su vida como novelista y cuentista.
Dice Vargas Llosa: “Sus hijos lo ven apenas en la noche, cuando sale de su escritorio, intoxicado de cigarrillos, después de jornadas extenuantes de ocho y diez horas frente a la máquina de escribir, al cabo de las cuales algunas veces sólo ha avanzado un párrafo del libro”.
Es un texto para leer sin afanes y con resaltador. Mucho mejor si se tienen a la mano las novelas y cuentos anteriores a Cien años de soledad.
Dice Vargas Llosa: “Cien años de soledad significó, entre otras cosas, un desdeñoso desaire a siglos de pudor narrativo y la resurrección inesperada, en un novelista de la lengua, del ambicioso designio de los suplantadores de Dios medievales: competir con toda realidad, incorporar en la ficción cuanto existe en la vida y en la fantasía del hombre”.
Un punto débil de este libro: me parece innecesariamente largo, por lo que en ciertos momentos la lectura se torna pesada, a fuerza de repetir conceptos y citar párrafos sacados de los cuentos y novelas de Gabo. Como si Vargas Llosa pensara que el lector no entiende y hay que repetirle las cosas. A lo mejor porque tenía 35 años de edad cuando la escribió como tesis doctoral para la Universidad Complutense de Madrid.
Pero no quede duda: es un documento de obligatoria lectura para noveles escritores y también para los adoradores de Gabriel García Márquez, yo entre ellos.
Dice Vargas Llosa: “Un escritor no elige sus temas, los temas lo eligen a él. Un hombre no elige sus demonios: le ocurren ciertas cosas, algunas lo hieren tanto que lo llevan, locamente, a negar la realidad y a querer remplazarla”.
¿Por qué razón Mario Vargas Llosa no es un autor de mis afectos? Bobadas de uno como lector. Me cae mal desde que supe que le dio un puñetazo a Gabo hace 45 años, es decir cinco años después de publicada “Historia de un deicidio”. Podría decir –en broma- que lo que es con mis escritores favoritos es conmigo ja ja ja.