Por: ALEXANDER VELÁSQUEZ
El escritor y periodista español Arturo Pérez-Reverte, (1951) hizo un ejercicio interesante que consistió en llamar por teléfono a sus amigos (entre ellos, el Nobel Vargas Llosa, el músico David Summers y el director de cine Alex de la Iglesia) para preguntarles cómo les estaba yendo en confinamiento. Tres días y 48 llamadas después, consignó las respuestas en su cuenta de Twitter @perezreverte
“Mi fiesta diaria es salir a comprar el periódico y cada día disfruto de ese momento. Sigo escribiendo una novela que será larga. Y el cine de la Segunda Guerra Mundial me es útil par relativizar un poco lo que está ocurriendo”, le dijo el escritor Javier Marías.
También quedó para la posteridad la charla con su par Maruja Torres, de 77 años: “Trabajo, leo, pienso, friego como una loca y luego me emborracho con tres whiskys y me voy a dormir tan tranquila. La ventaja que tenemos la gente mayor sobre los jóvenes es que nosotros hace tiempo que estamos amortizados”.
El propio Pérez-Reverte reflexionó sobre el tema en la columna “Patente de corso”, que escribe para la revista XL Semanal. Compara el momento actual con la tragedia del Titanic y sus más de 1.500 muertos o con “los cinco mil de unas Torres Gemelas, los cincuenta mil de una Pompeya, los cien mil de un tsunami, los millones de una gran epidemia o una guerra mundial”, para recordarnos al final del texto que somos mortales. –“Y sólo esa certeza nos hará mejores de lo que somos”.